Pasaje VI: Zhī Yīn
Un sonido se abre camino por el oído para susurrar; las manos se estremecen ante el movimiento acompasado e imparable del reloj. Es como si se pudiera moldear ese susurro y guardarlo en una cajita de cristal donde los ojos no lo pudieran oír. Allí, justo en ese instante, un rayo de luz atraviesa certero la caja y descompone el susurro en una constelación de frecuencias, desplegando un abanico de las capas que lo componen. Ante este escenario sin igual, las fronteras perceptibles entre los sentidos se diluyen hasta desdibujar su razón de ser, abriendo paso a su potencial.
Es en este contexto donde se ubica esta exposición, en la polisemia del sonido, en su desglose sintáctico, gráfico o espacial. El término chino Zhī Yīn (知音), que da nombre a la muestra, incide en esta perspectiva al aludir a una forma de afinidad que trasciende la escucha, nombrando tanto el deseo de comprender la complejidad del sonido como el vínculo entre aquellos que se reconocen en una sintonía íntima, capaces de entenderse hasta lo más hondo del corazón. La leyenda que inspira este concepto remite al encuentro entre Yu Boya y Zhong Ziqi, dos figuras del periodo de las Primaveras y Otoños. Se dice que Boya tocaba el geomungo con tal sensibilidad que incluso los caballos detenían su paso para escuchar. Ziqi, su amigo, era capaz de percibir en aquellas notas no solo la música, sino el latido mismo de su pensamiento. Desde entonces, Zhī Yīn evoca esa armonía secreta entre quienes logran trascender más allá del propio sonido.
En esta misma línea, Zhī Yīn se sitúa en el umbral donde lo visual y lo sonoro se conjugan para abrirse a una nueva mirada singular y paradigmática. La muestra no se articula desde una pulsión conclusiva, sino como un tránsito acompasado entre obras, proponiendo un desplazamiento de la mirada hacia la escucha y de la escucha hacia la imagen. Traduce la realidad en códigos transmisibles, en gestos que trascienden, en dispositivos generativos de mundos posibles. Es un ejercicio de traducción poética de lo cotidiano, de intercepción y transferencia entre disciplinas, que concibe el arte como un campo de resonancias compartidas donde confluir en canon. Esta exhibición no se erige desde la rigidez de lo matérico, sino desde el cuerpo orgánico y el carácter efímero que comparten sonido y movimiento. Es en ese intervalo donde se inscribe: en el registro del gesto, en la captura de lo imperceptible, allí donde lo sonoro deviene imagen y lo visual se desliza en cadencia. Se cartografía lo que acontece —una danza, una vibración— y en ese intercambio se establece la experiencia transestética como práctica expandida.
Desde esta premisa, la propuesta de Zhenxiang Zhao y Julio Falero rehúye las jerarquías entre artes visuales, música y performance, recordándonos que todo acto creativo nace de la escucha del entorno, del otro o del propio cuerpo en resonancia con el espacio. La exposición traza así un lazo relacional entre pensamiento y lugar, entre su exégesis y el desempeño del espacio expositivo que lo acoge. Aquí, cada gesto artístico se despliega como partitura abierta y se celebra desde lo común, encontrando su sentido pleno en el encuentro, en el roce, en la intersección. Frente a un contexto fragmentado, Zhī Yīn se afirma como tejido, como un umbral que invita a atravesar la experiencia sensorial desde la atención activa, a repensar la relación entre energía, desplazamiento y percepción, y a descubrir en cada eco la posibilidad de otro lenguaje, de otra forma de habitar el mundo. Esa atención radical convierte la experiencia artística en un acto político y afectivo: una celebración de lo común.
Texto y Comisario: Niplataniforma
Ciclo de Exposición de Arte Contemporáeno PASAJE en el Espacio ZE Estudio de Sevilla
Duo Show: Zhenxiang Zhao y Julio Falero