El entorno de residencia internacional propició un ecosistema fértil de intercambio. Las conversaciones sobre cuerpo, danza y performance, así como los talleres compartidos por Anila, Zoe y Alina, aportaron estrategias actorales e imaginarios que nutrieron el desarrollo de la obra. La escucha curatorial de Héctor orientó con precisión aspectos fundamentales como el enfoque corporal y el ritmo escénico.
Acciones colectivas como la exploración nocturna bajo la luz roja de la antigua estación de tren, o las visitas compartidas a la fábrica con Sonya, Verónica, Viveck y Alina, ampliaron el “universo del mimbre” desde una dimensión afectiva y expandida. Agradezco profundamente a quienes documentaron el proceso —István, Esther, Katarina, Julio— y al Museo La Neomudéjar, a Francisco y Néctor, por su apoyo generoso. Esta pieza no sería posible sin la colaboración de cada una de estas presencias.
06/Junio 2025 en Cuenca
Fotografía: Julio Falero, Kau Lin, István Kovács